A pocos pasos del casco urbano de Canfranc, en pleno Pirineo aragonés, se encuentra uno de esos rincones que sorprenden por su belleza y tranquilidad: la cascada de Canfranc. Se trata de un salto de agua escondido entre la vegetación, ideal para quienes buscan una pequeña escapada natural sin necesidad de grandes caminatas ni desniveles.

La ruta es corta, fácil y apta para todos los públicos, incluidos niños o personas poco habituadas al senderismo. El camino se bifurca a unos 400 metros del comienzo y deberemos coger la senda de la izquierda, que va hacia abajo y que nos indica «GR 653 Canfranc estación». El sendero avanza entre antiguos muros de piedra tapizados de vegetación hasta conducirnos a un encantador puente de madera, desde donde ya se puede contemplar la impresionante cascada de Canfranc.En total, el recorrido suma unos 1,8 km, aunque puede alargarse ligeramente si se aprovecha para pasear por las tranquilas calles del pueblo de Canfranc, que en temporada baja ofrece un ambiente sosegado y muy pintoresco.

El camino está bien señalizado y discurre por un entorno de ribera encantador, con tramos sombreados y una vegetación que cambia con cada estación. Es una propuesta perfecta para dedicarle una mañana o una tarde sin prisas, disfrutando del sonido del agua, del canto de los pájaros y de la fotografía, ya que el lugar ofrece estampas realmente fotogénicas.

El tramo final nos conduce hasta la cascada, un rincón fresco y acogedor que invita a parar y contemplar. Durante el deshielo o tras lluvias abundantes, el caudal crece y el salto de agua se muestra en todo su esplendor. El regreso se realiza por el mismo sendero, completando así una ruta cómoda, agradable y muy recomendable para descubrir en familia o como complemento a una jornada tranquila en el Valle del Aragón.