Esta preciosa ruta, ideal para disfrutar en familia, nos llevará a descubrir tres auténticas joyas de la costa asturiana: la Playa de Gulpiyuri, el Castro de las Gaviotas y la Playa de la Huelga. Se trata de un recorrido sencillo, de ida y vuelta, con un total de 5 km.

Comenzamos nuestra aventura estacionando junto al Gulpiyuri Green Bar, un acogedor chiringuito situado a escasos metros de nuestro primer destino. Desde aquí, tomamos una pista de grava en dirección a la playa. Enseguida, nos topamos con un cruce donde un panel informativo nos da la bienvenida a Gulpiyuri. Siguiendo el sendero a la derecha, en cuestión de minutos nos encontramos frente a esta playa única en el mundo.

Gulpiyuri es un pequeño paraíso escondido tierra adentro, formado cuando el mar erosionó la roca caliza y creó una cueva que, con el tiempo, se derrumbó, dando lugar a este mágico rincón de apenas 40 metros de diámetro. El agua del Cantábrico llega a ella a través de túneles naturales, formando una playa sin contacto directo con el mar abierto.

Tras disfrutar de su encanto, tomamos un sendero a la izquierda, que sube suavemente hacia los acantilados. Desde aquí, el paisaje se vuelve aún más espectacular, con vistas infinitas al mar y a los acantilados. Siguiendo la senda durante 1,5 km, alcanzamos otro de los puntos más impresionantes de la ruta: el mirador del Castro de las Gaviotas. Este majestuoso arco de roca, esculpido por el mar, es una parada obligatoria para los amantes de la fotografía.

Antes de llegar al mirador, junto a un pequeño aparcamiento, encontramos unas escaleras que descienden hasta la Playa de la Canalina, un estrecho y escondido arenal encajado entre dos imponentes formaciones rocosas de 20 metros de altura. Desde aquí, obtenemos una perspectiva única del Castro de las Gaviotas, con el mar enmarcado entre los acantilados.

Para completar la ruta, seguimos la pista de grava que nos lleva hasta la Playa de la Huelga, un extenso arenal de fina arena dorada con preciosas vistas al Castro de las Gaviotas. Aquí desemboca el río Cecilio, creando pequeñas lagunas que harán las delicias de los más pequeños. Es recomendable visitarla con marea baja, ya que con la pleamar la playa prácticamente desaparece. Lo mismo ocurre con la Playa de la Canalina, por lo que conviene consultar las mareas antes de la visita.

Para regresar, simplemente desandamos el camino hasta el punto donde dejamos nuestro vehículo, completando así una ruta costera de 5 km llena de belleza, historia y paisajes inolvidables. ¡Una experiencia perfecta para descubrir la magia del litoral asturiano!

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