La ruta al Mirador de la Laguna Negra es un breve pero fascinante recorrido que permite disfrutar de todo el entorno de este paraje legendario. Comenzamos en el parking superior, el más cercano a la laguna. Desde aquí, en apenas 300 metros, alcanzamos la pasarela de madera adaptada, que nos permite bordear la laguna y admirar sus aguas oscuras y misteriosas.

Tras recorrer unos 100 metros de la pasarela, nos desviamos en busca de la senda que conduce a la cascada. Un cartel con la indicación «Senda del Portillo de la Laguna Negra» y las marcas rojas y blancas en las rocas nos guían en el camino. En apenas 200 metros, llegamos al puente que cruza el arroyo de la laguna, desde donde, en época de lluvias, se puede contemplar una preciosa cascada precipitándose desde lo alto de los imponentes farallones rocosos.

Cruzando el puente, comienza una senda pedregosa de fuerte pendiente, aunque de corta duración. En solo 200 metros alcanzamos nuestro destino: el Mirador de la Laguna. Desde este punto privilegiado, la panorámica es impresionante, ofreciendo una perspectiva diferente de la laguna y su entorno. Es el lugar perfecto para tomar fotografías y maravillarse con las enormes formaciones rocosas y los pinos centenarios que se extienden a nuestros pies.

Se recomienda extremar la precaución en este tramo, especialmente en época de lluvias o nieve, así como al subir con niños, ya que en la parte superior hay cortados sin protección. Para el descenso, regresamos por el mismo sendero.

Si bien es posible evitar esta subida, hacerlo supondría perderse unas vistas inigualables del entorno. Para mayor comodidad y seguridad, se recomienda llevar bastones de montaña y calzado adecuado. Además, para los más aventureros, existe la opción de bordear la laguna por el farallón rocoso, aunque este recorrido no está señalizado y requiere orientación intuitiva.

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